lunes, 8 de julio de 2019

Los Cinco Días Nefastos




Se llama civilización al estado cultural propio de las sociedades más avanzadas según su nivel de ciencia, artes. El concepto se utiliza, en general, para nombrar a una sociedad compleja, diferente de las sociedades tribales de la antigüedad.
De las civilizaciones más avanzadas en américa, las mesoamericanas estaban a la vanguardia. El nombre “Mesoamérica” quiere decir América intermedia. Esta zona estaba comprendida en el actual territorio del centro y sur de México hasta una línea difusa que atraviesa los actuales países de Guatemala y Honduras.
Esta civilización dominaban la ciencia, dado que tenían vastos conocimientos matemáticos y astronómicos (de hecho fabricaron un observatorios astronómicos) idearon un calendario de 260 días que se intercalaba con el calendario solar de 360 días más una compensación de 5 días.
Es de estos cinco días que escribiré.En América precolombina los mayas alcanzaron un desarrollo impresionante en sus conocimientos astronómicos y por ende en su calendario, más exacto que el juliano y más que el propio gregoriano, pero también más complicado: la unidad temporal básica era el día y a partir de éste se desarrollaban las demás: la trecena obviamente de 13 días, el mes de 20 días, el ciclo de la luna de 28 ó 29 días, el ciclo del tzolkin de 260 días, el tun de 360 días, el haab de 365, el katún de 20 tunes 7,200 días, el baktún de 20 katunes, 144,000 días, el piktún de 2’880,000, conocían y se regían además, por los ciclos de Venus y de los eclipses. Los mexicas, tenían un ciclo anual de 260 días como los mayas y otros pueblos mesoamericanos; corregido con el año solar de 365 días llamado xíhuitl, dividido en 18 meses de 20 días, y 5 días adicionales (nemontemi), días de oración y recogimiento. Días terribles, días aciagos, días en los que podrían sobrevenir las peores calamidades, la peor de todas, que la oración y los sacrificios hubieran sido insuficientes y el sol no saliera, negándose a iniciar un nuevo ciclo.
dedicado a C Sylver Balcázar Molina. 

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