Durante mil años, entre los siglos X y XX, las mujeres chinas fueron sometidas a una practica que tenia como resultado la deformación de los pies. Esta practica se llamaba "Pies vendados", a la cual eran sometidas las mujeres jóvenes a partir de los 6 años y en algunos casos menos. Los pies eran vendados y apretados de tal forman que no pudieran desarrollarse normalmente, en su lugar se romperían los huesos y se reformarían, llegando a medir entre 10 y 15 cm. Hoy en día es una causa frecuente de discapacidad entre algunas mujeres chinas ancianas. El vendado de pies se volvió muy popular al considerarlo los hombres muy atractivo. Aún hoy en la ciudad china de Cantón, hay familias que se enorgullecen de tener ancestros con “pies de loto”. En la misma Cantón, a finales del siglo XIX, se volvió una práctica común vendar los pies de la mayor de las hijas de una familia de clase baja con el propósito de convertirla en una dama. La intención era que la hija lograra un matrimonio ventajoso económicamente y así hacer prosperar a la familia. A las hijas menores no se les vendaban los pies pues éstas al crecer eran destinadas a ser sirvientas domésticas. Cuando les llegaba la edad de casarse podían convertirse en concubinas de hombres ricos o esposas de obreros, campesinos o artesanos. Al no tener los pies vendados, estas mujeres podían realizar trabajos pesados en el campo, ayudar a sus maridos en sus negocios o afrontar las tareas de ama de casa y crianza de los hijos. Se asumía que las hermanas mayores, convertidas en damas gracias al "pie de loto", nunca necesitarían trabajar.
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